Este año el Sotillo de San Esteban de Gormaz era más grande que nunca y eso permitió también que la movilidad de los cerca de 80 actores que participan en el belén viviente de la localidad, fuera más activa y pudieran recorrer unas casas que no eran solo un decorado sino que se podían bordear y simulaban aún mejor la aldea de Belén de Judea en el inicio de nuestra era.
Bajo la dirección de José Luis Martín Sastre de Pipirijana Teatro, los actos interpretaron los clásicos papeles de pastores, Virgen y San José, herrero, posadero, carpintero, molinero, leñador, chocolatera y niños que seguían la narración de un texto que interpretaba la joven Lucía Romero de Diego.
Desde hace más de dos décadas, el belén viviente de San Esteban que fue uno de los primeros de la provincia, sirve de celebración de Navidad, siempre (salvo un año a causa de una nevada que impidió su celebración) se celebra en la noche de Navidad, el 25 de diciembre, y como una estrella fugaz ofrece un día en la vida de un pueblo que solo vuelve a encender sus luces para recibir a los Reyes Magos, en la noche del 5 de enero.
Es un ejemplo del trabajo cooperativo del pueblo de San Esteban, que tiene como seña de identidad la participación de los voluntarios de la localidad en todas las actividades que se realizan y que, en este caso no es menos, puesto que muchas familias acuden a actuar unidas, con abuelos y nietos compartiendo esta felicitación para todo el pueblo de San Esteban.