Pedro Muyo, "la pintura me ha dado la vida y estoy ilusionadísimo"

jueves, 22 de abril de 2021
CULTURA - A sus 75 años se ha formado con tutoriales de internet y asegura que "si vivo cien años me gustaría seguir aprendiendo"

Pedro Muyo Martínez es un jubilado carpintero de 75 años de San Esteban de Gormaz, que podría haber dedicado sus años de descanso tras una extensa y dura vida laboral a descansar y la vida contemplativa, pero sus ganas de aprender y una energía contagiosa le han llevado a seguir creando en este caso obras de arte.

Muyo, el sexto hermano de ocho, comenzó de aprendiz con su cuñado, pero a los 13 años perdió a su padre y entonces tuvo que dejar la afición por ?echar una mano en casa? y acudir a colaborar con las tareas del campo, aunque él se califica como ?endeble?. Con 14 años, tras finalizar los estudios primarios, abandonó la escuela y comenzó a ayudar a la economía familiar, primero en la agricultura, , a los 17 años se fue a Barcelona a trabajar también en una carpintería, en este caso de otro cuñado hasta que en el año 68 le convocan para realizar el servicio militar, donde también estuvo de carpintero.

Recuerda con cariño los años de Barcelona, una ciudad que, al igual que el resto de Cataluña, también le gustaba, ?porque tenía muchas cosas que no tenía el pueblo, entonces había mucha diferencia?, asegura. Al acabar la mili quiso quedarse en San Esteban, pero como no había campo optó por trasladarse a Madrid, donde entró como ebanista en una de las mejores fábricas de la capital, entonces surgió el amor, ?me eché novia y no hubo forma de moverme de aquí?, explica ante la atenta mirada de su esposa, Adelina Carretero, intercambiando una sonrisa y mirada cómplice perceptible incluso a través de las mascarillas.

Así que en el año 1971 se estableció en San Esteban como carpintero autónomo, en un local familiar, con apenas 24 años, y ?a trancas y barrancas? fue aguantando en su pequeño taller hasta que en el 84 dio el salto a una nave en el polígono industrial Las Naves, donde ya instaló moderna maquinaria y pudo ir ampliando el negocio, en el que también tuvo que contar con algunos problemas de impagos de clientes, pero en el que se jubiló al cumplir 65 años, cediendo el testigo a su hijo mayor, que continúa con el negocio familiar de Carpintería Pedro Muyo Carpintero SL.

?Tenía ganas de jubilarme para disfrutar un poco?, reconoció Pedro quien su vida de autónomo le ha privado de vacaciones y disfrutar de aficiones y por eso confiaba en dedicarse en su tiempo de asueto a la talla, ?algo que ya había hecho y me gustaba pero tuve que abandonar porque no era rentable y tenía que sacar mi negocio adelante?, pero el destino le tenía otra traba preparada. A los dos años de su jubilación tiene una serie de problemas de salud que le impiden trabajar en nada que requiera esfuerzo físico, y aunque la talla no era un trabajo muy corporal, ?no podía, así que mi gozo en un pozo?, pero optimista y alegre por naturaleza encontró un plan B que fue su salvación.

?Mi ilusión era aprender y si vivo cien años, cien años que me gustaría estar aprendiendo?, reconoció, así que se matriculó en el CEPA Doña Jimena en informática, ?que era mi ilusión? y en inglés, que abandonó porque era muy complicado. Pero con las nuevas tecnologías siguió enganchado ?incluso me hice repetidor para reforzar?, explica entre risas.

En su segundo curso, además de informática, ?como me gustaba la convivencia con profesores y alumnos del centro e ir a la escuela de Adultos a renovar las ideas de los pocos estudios que tenía? decidió apuntarse también a Conocimientos básicos y allí, sin saberlo, su profesora, Ana Minguito, le desveló su saber oculto.

Un día en clase tenían que hacer una redacción con un dibujo sobre la naturaleza y el copió un gallo que coloreó con rotuladores ?y ni yo mismo me creía como había quedado, me ilusionó bastante?, afirma, aunque podo después tuvieron que hacer en grupo un college y como no le gustó cómo quedó el puente se animó a pintarlo en un tamaño más grande, una segunda obra que regaló a su profesora y que luce en su despacho.

?Así me animé a pintar y como había aprendido a manejar la informática, me metí en tutoriales de Internet para aprender las técnicas?, una forma autodidacta que ya le ha llevado a crear más de 20 cuadros que ha regalado a amigos y familia.

Una afición que ahora reconoce que es clave, ?la pintura ha sido una cosa que me ha dado la vida, ha sido todo para mi y más en estos tiempos?, reconoce, añadiendo estar muy ilusionado.

Así que en este curso ha dado un nuevo salto, también de la mano de Doña Jimena y Minguito, en el proyecto europeo Rights con la obra El canecillo de Giuliana, donde su profesora le encargo que realizara la maleta para contener a las marionetas que dan vida al relato elegido por el centro y que servirá de escenario para la representación teatral en un futuro.

Animado y voluntarioso, no dudó en ponerse manos a la obra, buscar un modelo y crear una auténtica obra que arte tanto en la madera, en la que ha contado con la ayuda de Roberto Manzanares, como los dibujos que recoge escenas del relato, la portada de San Miguel, el canecillo o parajes naturales de San Esteban de Gormaz, que ?casi, casi soñaba con ello?, reconociendo que mientras estaban con su labor, estaba deseando de que amaneciera para ponerse con los pinceles. Sabe (y así se lo han hecho saber los vecinos de San Esteban y sus compañeros) que ha quedado muy bien y ha recogido agradecimientos y felicitaciones, pero además ?aunque estoy muy débil de fuerzas, me ha venido muy bien?, no sabiendo quién ha hecho el regalo a quién en este intercambio de saberes. De hecho ahora se pondrá con un nuevo proyecto de realizar la maleta para el CEPA Doña Jimena de El Burgo de Osma, con temática del Quijote.

Por eso quiere ?seguir aprendiendo de lo que nos ha enseñado la vida, convivir con todos y colaborar con San Esteban?, porque ha descubierto también otro talento, la música, una voz extraordinaria que le ha llevado a formar parte de la Coral Villa de San Esteban donde también ha encontrado una familia y con la que bromea, ?si hubiera nacido en una familia con más recursos hubiera llegado a ser artista?.

Bromas aparte, anima a los vecinos a sumarse a estas dos nuevas familias, la Coral y Doña Jimena, porque además de lo que aprende, se disfruta de la convivencia, destacando la importancia de la colaboración de todos (algo en lo que San Esteban es ejemplo) para lograr que se consigan más cosas.

Informa Ana Hernando
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